La verdadera historia de cómo se hizo un héroe

 

A algunos o a muchos de nosotros nos han fascinado siempre las historias de cómo una persona, aparentemente común, se convierte en alguien sobresaliente. Nuestro estereotipo de héroe o superhéroe se compone de ciertos elementos inamovibles que suelen estar muy marcados (por algo se llama estereotipo).

En esta ocasión, el héroe que conocí se diferenciaba de los demás típicos héroes porque, además de no cubrir con los requerimientos necesarios para ser considerado como tal, logró llenar otros aspectos que lo hicieron ser emblema. Esta es la historia del chico que, sin saberlo, se convirtió en leyenda...

Una persona común, como casi todos, que vive de sueños, esperanzas e ilusiones, pero que también trabaja constantemente por alcanzar esos sueños. Un alguien que no sale de su rutina bizarra porque en algunas ocasiones cambia el orden de sus actividades, y que sin embargo, las repite. ¿Qué podría tener de extraordinario una persona así? ¡Nada!, nada mientras no escarbemos en su interior...

¿Por qué buscar algo? Ni siquiera yo lo sé, tal vez porque la curiosidad me invita a descubrir a qué se debe su grandeza. No se imaginen, tampoco, a un ser espiritual y lleno de bondad como Ghandi o el Buda, sería excepcional pero no es el tipo de héroe que estoy buscando. Este, al contrario de los mencionados, era exageradamente perfectible, inteligente como ellos pero no dogmático ni poseedor de esa sabiduría que conmueve y congrega a las masas.

No se trata, tampoco de un padre, hermano o hijo ejemplar, no sería único ni especial su caso. Es más, es el no salvador de causas perdidas, el redentor de nadie, el consuelo de pocos, la luz de sí mismo. ¿Qué lo hace tan especial?

¡Nada! Vuelvo a lo mismo, un héroe que hasta ahora no es nada: nada extraordinario, nada altruista, nada de nada. ¿Estaré perdiendo el tiempo tratando de encontrarlo? Mhh, no sé, sólo sé que por eso era tan extraordinario, porque era un raro, un anormal, un algo con casi nada, y por ese casi nada era un algo.

Un algo... vamos de ganancia... pero sería necesario saber en qué consistiría ese algo... y aún no lo sé. ¿Qué es? ¿Es simbólico? ¿Es tangible? ¿Es? ¡Sí, lo es! Tiene que serlo porque de no ser así esta historia sería nada, algo sobre nadie, nada sobre alguien.

Ese algo era lo que lo hacía diferente a los demás... a los demás entes, a los demás héroes. No era un héroe anónimo, como los bomberos, ni tampoco público, como He-Man, era algo incógnito, como la espantosa equis, era algo enigmático como las voces de Era, y era, sin embargo, un excelente maestro.

¿Qué enseñaba? A los demás no sé, pero este pequeño detalle era el que lo hacía el héroe de la historia. Solamente puedo decir que me enseñó a amar. Mi héroe, Vicente Ayala Granados, se convirtió en tal porque sólo él pudo sacarme de la penumbra para iluminarme con su presencia, por eso, para mí nació un héroe, para los demás, qué me importa.