Sobre el maratón Lupe Reyes

...Fushigi anata to iru to naze...

    Y así empezaba a fonar Vanessa Mae cuando inicié este apartado. La semana entrante estaría de viaje por Oaxaca, la bella, y regresaría el domingo 12 para ver cómo todo mundo detiene la circulación por la celebración del icono mejor vendido de la República Mexicana: la Virgen de Guadalupe.

    Con ello empezarán las cantadas, desmandadas y demás situaciones propias del fin de año en la Ciudad de la Esperanza y el resto del país. Realmente no recuerdo que me llamara mucho la atención este tipo de celebraciones. Eso sí, a la gorra ni quién le corra, y esperaré ansioso el inicio de las posadas para buscar el ponche con piquete, las botellitas de tequila a escondidas, ver cómo los niños se rajan la madre por obtener los más y mejores dulces que haya en la piñata, mientras tanto, los que no compartimos el espíritu navideño, ansiosos vemos como los familiares y amigos se abrazan hipócritamente, se desean bienestar, se perdonan por pendejadas, y uno sigue consiguiendo material valiosísimo para tener la oportunidad de burlarse del fanatismo, de entrarle a participar en el mismo y de recordar que la época más oscura del año es cuando el horario de verano no está en función.